Datos importantes de las vitaminas para ganado

En general, las vitaminas para ganado son sustancias orgánicas necesarias para un buen funcionamiento de las células, así como para un adecuado crecimiento y desarrollo. Las mismas pueden clasificarse en dos grandes grupos, las liposolubles y las hidrosolubles; las primeras se albergan en los tejidos grasos y suelen ser absorbidas con mayor facilidad, estando compuestas por carbono, hidrógeno y oxígeno.

Por su lado, las hidrosolubles suelen encontrarse en pequeñas reservas en el cuerpo e integran a su estructura nitrógeno, azufre o cobalto. En el sector agropecuario, las vitaminas para ganado son fundamentales para incrementar la productividad.

¿Cómo pueden suministrarse vitaminas al ganado?

La forma más recomendada para dar vitaminas para ganado es a través de una buena alimentación, de tal forma, la vía por excelencia es a través del forraje. Este último puede ser rico en vitaminas liposolubles como la A y la E, mientras que aquellas hidrosolubles, como la B, se producen directamente en el rumen.

Los derivados de la vitamina B, ayudan a reducir los niveles de estrés en las crías, resultando también una compensación ante las explotaciones que puedan experimentar los bovinos en las actividades ganaderas.

La vía parenteral suele ser usada en tiempos de sequía cuando el forraje ha perdido su riqueza y volumen, generando deficiencias minerales. Cabe destacar que esta forma de suministro es más costosa y puede generar episodios de estrés. Por tanto, se prefieren los suplementos vitamínicos administrados oralmente.

Es necesario un uso medido

Si bien las vitaminas para ganado fomentan un buen estado de salud, el hato bovino puede encontrarse vulnerable a sufrir alguna intoxicación a raíz del consumo de raciones no controladas.

De esta forma, el exceso de vitaminas liposolubles puede acumularse en el hígado, desencadenando una serie de afecciones. Así, es pertinente elaborar estos suministros de la mano de un especialista, bajo el conocimiento de las características del suelo y forraje con el cual se alimente el ganado, pudiendo así descubrir las verdaderas necesidades nutricionales.

Cuando el ganado presenta déficit de vitaminas A y E pueden evidenciarse síntomas como rigidez en las extremidades, poca ganancia de peso, pelaje áspero y opaco, diarrea, letargia, disminución en la fertilidad, retención de placenta, entre otros.

En caso de que la escasez de vitaminas para ganado sea la vitamina D, el ganado puede experimentar dificultad para moverse pues existe un paralelo déficit de calcio y fósforo, pudiendo incluso repercutir en el nacimiento de crías con malformaciones o fracturas.